Los desastres provocaron 2,6 millones de desplazamientos, un número inferior al de 2020. Las inundaciones fueron menos intensas y generalizadas, y representaron en torno al 60 % del total, frente al 98 % del año anterior. La actividad volcánica, la sequía, las tormentas, los terremotos y los incendios forestales representaron el 40 % restante. Algunos desastres desplazaron a personas en zonas que ya sufrían las repercusiones de los conflictos y la violencia, y la conjunción de estas crisis expuso a millones de personas a una grave inseguridad alimentaria. Numerosos países registraron los peores niveles de su historia, con condiciones de hambruna.

A finales de año había 27,2 millones de personas en situación de desplazamiento interno en toda la región a causa de conflictos, violencia y desastres, lo que representa un aumento de 3,1 millones respecto a la cifra de 2020. Los desplazados internos fueron objeto de ataques en varios países, que obligaron a algunos a huir de nuevo, lo que empeoró su vulnerabilidad y les impidió el acceso humanitario. Estas preocupantes tendencias nos recuerdan la necesidad urgente de aumentar los esfuerzos para resolver y reducir el desplazamiento interno en la región.

Una serie de países han adoptado prácticas prometedoras. Entre ellas están la evacuación de personas antes de que se produzcan los desastres y un mejor seguimiento de la duración de los desplazamientos, para ofrecer respuestas más adaptadas a los afectados. También se llevaron a cabo operaciones de retorno dirigidas por el gobierno en al menos cinco países. Sin embargo, estos avances positivos se enfrentan a numerosos retos.

Los desastres también provocaron menos desplazamientos internos en 2021, con 233 000, la cifra más baja desde 2018. Las inundaciones fueron el principal motivo, con 178 000, seguidas de los terremotos y las tormentas. A pesar de todo, la tendencia a cifras más bajas debe interpretarse con prudencia. Ese año, la región se vio afectada por una grave sequía, que provocó escasez de agua e incendios forestales desde Argelia hasta Irán, pero ningún país monitorizó el desplazamiento asociado de manera sistemática, lo que significa que las cifras generales tienden a la baja. A finales de año, había alrededor de 49 000 personas en situación de desplazamiento causado por desastres en toda la región.

Los efectos de La Niña se sufrieron en distintos países por segundo año consecutivo. Las tormentas azotaron el Pacífico Sur y el este y el sureste asiáticos, y desencadenaron más de ocho millones de desplazamientos, la mayoría de ellos como evacuaciones preventivas. Las inundaciones causaron en torno a 5,3 millones. Fueron especialmente intensas en China, donde un episodio de inundación que se produjo en la provincia de Henan en julio provocó alrededor de 1,5 millones de desplazamientos.

El conflicto y la violencia causaron 626 000 desplazamientos internos en la región, el triple de la cifra de 2020 y la más alta desde 2017. Esto se debe, principalmente, a la intensificación del conflicto en Myanmar, en concreto, tras el golpe militar en febrero. Se registraron en torno a 448 000 desplazamientos, la cifra más alta de la historia del país, pero que sigue siendo un cálculo a la baja. Además, el conflicto se solapó con los desastres, lo que empeoró la situación humanitaria. A finales del año había en torno a 2,8 millones de personas en situación de desplazamiento interno en Asia oriental y el Pacífico, 896 000 de ellos debido al conflicto y la violencia.

Por su parte, el conflicto y la violencia causaron más de 736 000 desplazamientos, cuya gran mayoría se produjo en Afganistán. Mientras las tropas estadounidenses y de la OTAN iniciaban su retirada final y los talibanes se enfrentaban a las fuerzas gubernamentales, la inseguridad y el deterioro de las condiciones humanitarias provocaron 723 000 desplazamiento, la cifra más alta del país registrada hasta la fecha.

A finales del año había en torno a 6,9 millones de personas en situación de desplazamiento interno en la región, 5,4 millones por conflicto y violencia y 1,5 millones debido a desastres.

El conflicto y la violencia desencadenaron 381 000 desplazamientos, la mayoría en Colombia y Centroamérica, y en Haití la recrudescencia de la violencia criminal provocó la cifra más alta registrada. Además, obtuvimos por primera vez datos sobre el desplazamiento debido a la violencia en Brasil, pero como en otras partes de la región, es poco probable que la información recopilada refleje fielmente la realidad, ya que en muchos países tipo de desplazamiento no se contabiliza de forma sistemática.

La violencia desencadenó al menos 61 000 desplazamientos internos, la cifra más alta de la región desde 2016. Los dos días de enfrentamientos en la frontera de Kirguistán y Tayikistán sumaron 56 000 desplazamientos o, dicho de otra manera, algo más del 90 % del total. En 2021 se registraron muy pocos desplazamientos en Ucrania, pero la ofensiva militar rusa de febrero de 2022 ha hecho que este país se convierta en la mayor situación de desplazamiento interno y de evolución más rápida del mundo.