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19 June 2024
Palestina - El conflicto en Gaza desplaza al 83% de la población en menos de tres meses
Hamás y otros grupos armados no estatales palestinos lanzaron un ataque contra comunidades del sur de Israel el 7 de octubre de 2023, lo que llevó al gabinete de seguridad de Israel a declarar una situación de guerra al día siguiente. El conflicto subsiguiente desencadenó el mayor número de desplazamientos internos desde que se dispone de datos tanto para Palestina como para Israel en 2008, trayendo consigo implicaciones regionales más amplias.
La mayoría de los desplazamientos se produjeron en la Franja de Gaza como consecuencia de la campaña militar lanzada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde tierra, mar y aire. Los llamados a evacuar, los ataques aéreos y los bombardeos provocaron 3,4 millones de desplazamientos internos en el último trimestre del año, a medida que la población huyó en busca de seguridad y ayuda humanitaria. Esta cifra debe considerarse conservadora, ya que muchas personas se desplazaron dentro de las gobernaciones antes de moverse a través de ellas, pero dichos movimientos no se contabilizaron. Los desplazamientos repetidos agravaron las vulnerabilidades de los desplazados internos, incluyendo el aumento de los riesgos de protección, la inseguridad alimentaria y la reducción del acceso al agua y al saneamiento. Alrededor de 1,7 millones de personas vivían desplazadas internamente en la Franja de Gaza a finales de año, todas ellas con graves necesidades humanitarias.
Las tendencias del desplazamiento cambiaron significativamente a partir del 13 de octubre, cuando las FDI ordenaron la evacuación de más de un millón de civiles de la parte norte de la franja, donde vivía aproximadamente la mitad de la población de Gaza. En los días siguientes, las personas desplazadas buscaron refugio en asentamientos improvisados, hospitales, escuelas y otros edificios públicos en las provincias meridionales de Deir al-Balah, Khan Younis y Rafah, donde se vieron enfrentadas a una mayor inseguridad alimentaria y a enfermedades respiratorias y transmitidas por el agua. La situación se agravó aún más a medida que la ofensiva israelí avanzó hacia el sur. Algunas zonas a las que se ordenó evacuar fueron bombardeadas, lo que provocó un aumento tanto del desplazamiento como de las muertes de civiles.
Durante las dos semanas siguientes al inicio de la campaña militar israelí, la población de Gaza sufrió un asedio total. No se permitió la entrada de alimentos, combustible ni agua, lo que obstaculizó los esfuerzos de las organizaciones humanitarias por suministrar la ayuda que tanto se necesitaba. Los persistentes bombardeos causaron importantes daños en viviendas e infraestructuras, y las escuelas gestionadas por la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) se utilizaron como refugios. Sin embargo, muchas de ellas también resultaron dañadas en el conflicto.
Tras una serie de negociaciones, el 21 de octubre se abrió el paso de Rafah, en la frontera con Egipto, lo que permitió la entrada de ayuda en Gaza. Sin embargo, la limitada cantidad permitida distó mucho de ser suficiente para satisfacer las crecientes necesidades de los desplazados internos. Las dificultades de acceso fueron considerables en muchas zonas, especialmente en el norte de la franja. Los daños en las infraestructuras de agua y saneamiento y la escasez de combustible dificultaron aún más la prestación de asistencia vital y afectaron significativamente al funcionamiento de los hospitales, que ya tenían dificultades para gestionar la afluencia de personas en busca de seguridad y atención.
Con el paso de los días, el hacinamiento en los refugios se convirtió en un problema acuciante, ya que algunas instalaciones superaban en más de cuatro veces su capacidad prevista. Los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas y lactantes se enfrentaron a importantes problemas de salud mental y física como consecuencia de su desplazamiento y de las duras condiciones de vida en los refugios. Muchas personas residiendo fuera de los refugios se enfrentaron a dificultades adicionales por las lluvias estacionales, las inundaciones y la llegada del invierno.
El 24 de noviembre entró en vigor una pausa humanitaria de una semana acordada por las partes en conflicto, lo que permitió aumentar el ingreso de ayuda humanitaria y ralentizar el ritmo de los desplazamientos. Sin embargo, las FDI restringieron los desplazamientos hacia y dentro del norte de la franja.
El mismo día en que terminó la pausa humanitaria, las FDI ordenaron a los residentes de los alrededores de la ciudad de Khan Younis a evacuar a medida que sus tropas avanzaban hacia el sur de Gaza. Con el recrudecimiento de las hostilidades en la gobernación de Khan Younis, la entrega de ayuda volvió a verse obstaculizada, lo que agravó las necesidades de los civiles y obligó a muchos a huir por segunda o tercera vez.
El 7 de diciembre, el 93% de la población de Gaza se enfrentaba a niveles agudos de inseguridad alimentaria según la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés). De ellos, se estimaba que el 42% se enfrentaba a niveles de emergencia, y el 17% a niveles catastróficos. Para poner la situación en perspectiva, el conflicto y el desplazamiento en Gaza dejaron la mayor proporción de población en situación de inseguridad alimentaria aguda a nivel mundial desde que comenzaron las mediciones de la IPC en 2004.
La situación de los niños, que constituyen casi la mitad de la población de Gaza, era especialmente grave. A finales de diciembre, todos los menores de cinco años corrían un alto riesgo de desnutrición severa y un riesgo creciente de hambruna. Sólo 13 de los 36 hospitales de Gaza seguían funcionando parcialmente el 27 de diciembre; la falta de alimentos y otros artículos básicos de supervivencia y las malas condiciones higiénicas aumentaron aún más el riesgo de problemas de salud física y mental para los desplazados internos.
A fecha corte del 31 de diciembre de 2023, alrededor del 83% de la población de la Franja de Gaza vivía en situación de desplazamiento interno. Alrededor de la mitad de la población se refugiaba en Rafah, la provincia más meridional, enfrentada a graves necesidades humanitarias a medida que el conflicto continuaba en el nuevo año. Más del 60% de las viviendas de la franja estaban dañadas o destruidas, por lo que, incluso una vez que el conflicto retroceda, es probable que las soluciones duraderas sigan siendo una perspectiva lejana para muchos desplazados internos.